Uso constante: Lleva tu cristal de forma regular durante al menos tres meses. Alterna días con y sin él para observar cómo influye en tu energía.
Escucha tu intuición: No lo uses por obligación. Permite que la conexión fluya naturalmente; notarás cuándo lo necesitas y cuándo es momento de dejarlo descansar.
Ciclos naturales: A veces, los cristales llegan en momentos clave y luego desaparecen. Si se rompe o cumple su ciclo, devuélvelo a la tierra con gratitud.
Sahumar: Utiliza hierbas o bombitas de defumación, repitiendo tu intención (protección, amor propio, claridad, etc.). Evita los sahumerios comerciales.
Agua natural: Usa agua de río, mar o lago ocasionalmente. Es un gesto especial para tu cristal.
Frecuencia: Hazlo cuando sientas que es necesario; la luna llena es una gran aliada.
Sahumo paso a paso:
Cierra las ventanas.
Comienza por el rincón más alejado de la entrada.
Sahuma cada espacio, abriendo cajones y puertas para que el humo llegue a todos los rincones.
Finalización: Una vez terminado, deja el humo en el "corazón del hogar" (el espacio más usado) y sal por un rato. Al regresar, abre todo para ventilar.
Recomendación: Realiza estas limpiezas durante el día para potenciar la energía positiva.